domingo, 10 de febrero de 2013

5. Comenta la personalidad tan "especial" de Cavendish. ¿Qué es lo que más te ha chocado?

Como introducción diremos que Biot dijo de él: "El más rico de todos los sabios y el más sabio de todos los ricos". Sobre esto hay que decir que a Cavendish lo que menos le importaba era su gran riqueza, ya que pertenecía a la más alta aristocracia, pero hay que destacar que fue más sabio que la mayoría de los ilustrados de su época.
Llevaba una vida modesta y reservada, era solitario y amaba la ciencia por si misma. Apenas se relacionaba con nadie, ni siquiera con sus criados con los que se solía comunicar mediante notas manuscritas. Apenas salía de su mansión, solo acudía a las cenas semanales de la Royal Society, de la cual entró a formar parte a los 29 años.
Le era indiferente que se reconociesen sus descubrimientos, por lo cual, apenas publicaba.
No era un hombre avaro, sino que llevaba una vida muy modesta porque no le importaba el dinero, solo gastaba en libros y en aparatos científicos. Compartía la biblioteca que había conseguido con cualquiera que tuviese interés en ella, pero la trasladó a otra propiedad fuera de su mansión para no tener que relacionarse con las personas interesadas en la biblioteca.
Con la muerte de su padre y el cambio de residencia se hizo aún más solitario, aunque construyó un mejor laboratorio que el que poseía en su antigua mansión de Londres.
En cuanto a su forma de vestir, era estrafalario, una casaca se terciopelo descolorido, un chaleco y unas calzas de color violeta, camisa de cuello alto y puños con volantes y un sombrero de tres picos solía llevar.
No podía ver a las mujeres, por lo que hizo que se quitaran de su mansión los retratos de sus antepasadas, ni siquiera aguantaba ver a las sirvientas, con las que nunca hablaba y si alguna le dirigía la palabra era despedida.
No le daba ninguna importancia al dinero, como cuando amenazó a un banquero con que retiraría todo el dinero que tenía en su banco si le volvía a proponer que invirtiese en acciones más rentables; o cuando en un bautizo regaló a la madre un puñado de guineas de oro.
Fue un hombre solitario y curioso incluso para morir, ya que pidió a su mayordomo que avisase a su sobrino solo cuando tuviese la seguridad de que estaba muerto. Al cabo de unos días el mayordomo por el olor que salía de la habitación supo que era la hora de avisar al sobrino.
Lo que más me ha llamado la atención de su personalidad es que no se quisiera relacionar con nadie y en especial con las mujeres.

De Arquímedes a Einstein, los Diez Experimentos mas Bellos de la Física, Manuel Lozano Leyva.

Páginas: 121, 122, 123, 124, 125, 126, 127, 128, 129.

1 comentario: